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Mujeres burguesas para N°21 y bohemias para Etro en Milán
Colecciones inteligentes, pensadas para renovar los armarios femeninos. Esto es lo que vimos en las pasarelas milanesas el miércoles durante la apertura de la Semana de la Moda dedicada al otoño-invierno 2023/24. En particular, N°21 y Etro pusieron de relieve una interesante investigación sobre los diseños, los materiales y los contrastes. El primero jugó con una cierta elegancia subversiva, el segundo con un romanticismo despreocupado.
El discreto encanto de la burguesía... en las profundidades de la provincia italiana. Aunque no es la famosa película de Louis Buñuel la que ha inspirado a Alessandro Dell'Acqua para la colección N°21 del próximo invierno. El diseñador napolitano prefirió dejarse influir por las obras maestras de Michelangelo Antonioni, La noche y El desierto rojo, tomando como musas a sus dos protagonistas, Monica Vitti y Jeanne Moreau.
El vestuario estaba pensado para una femme fatale que oculta sus intenciones, atrapada en los meandros de una pequeña ciudad de provincia, entre celos, traiciones, aburrimiento, sexo e incomunicación. El traje, el vestido negro, la chaqueta, el collar de perlas, el broche... Todos los símbolos de la burguesía están presentes, pero modificados y reinventados con una silueta nueva, más subversiva y contemporánea.
En N°21, es todo una cuestión de actitud, como suele ser el caso de Alessandro Dell'Acqua, un maestro a la hora de contar historias creando la tensión y la atmósfera adecuadas. El clásico abrigo de espiga se cierra con una cremallera en la parte superior de la espalda, permitiendo que el escote se ensanche para conseguir un efecto de abrigo-vestido. El collar de perlas se enrolla alrededor del cuello y en el pelo, deslizándose sobre la piel desnuda bajo una chaqueta de traje de tweed. La chaqueta de mohair de color camel, con bolsillos laterales y mangas con rayas blancas, se convierte en una chaqueta deportiva.
Los cárdigans pueden abrocharse o ponerse al revés, sujetados por un broche plateado en forma de escorpión. Los vestidos de gasa se superponen a las combinaciones. También las combinaciones de tirantes finos caen sobre faldas o se superponen con un original efecto "caído" (los calzones que sobresalen del pantalón se sustituyen por enaguas que sobresalen de la cintura de otra enagua), mientras que la camisa clásica de rayas se prolonga en picos bajo una chaqueta, como el bajo de un body de encaje blanco que descansa sobre una falda de cuero. He querido remover todos los tópicos para reinventar un vestuario moderno", resume el diseñador.
Cambio de registro en Etro, donde la línea femenina muestra un enfoque más sencillo y auténtico con un espíritu setentero, sin renunciar a la elegancia gracias a sus camisas de seda con nudos Lavallière y sus trajes de terciopelo. Al igual que hizo con los hombres en enero, Marco De Vincenzo se centró en los tejidos que dieron fama a la casa. Especialmente el tartán, que fue el primer tejido que comercializó la casa italiana a partir de 1968.
Magníficas estolas de tartán de cachemira, disponibles en todos los colores, rodeaban suavemente a las modelos, superpuestas sobre vestidos de lana con grandes flecos, dejando a la vista botas "largas" de cuero hasta el muslo con suela de madera tachonada. Las prendas de punto acapararon todo el protagonismo, con chaquetas caladas con mangas pagoda, chalecos bordados con flores, vestidos largos de punto con rombos salpicados de ovillos de lana, o vestidos retorcidos a media pierna.
Tejidos tweed de cuadros se usaron para cortar chaquetas, abrigos y chalecos con cuellos enormes que llegan hasta el ombligo. Combinados con minifaldas a juego y pantalones anchos de jean o pana. El icónico estampado paisley de Etro aparece de vez en cuando aquí y allá, impreso en blusas de seda o vestidos con volantes. Los vestidos túnica largos y vaporosos de gasa, también decorados con flores o lunares, completan un look ligeramente bohemio.
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