La retrospectiva de Pierre Cardin en Nueva York revaloriza el trabajo del modisto

El Museo Brooklyn dedica la primera gran retrospectiva en treinta años a Pierre Cardin, una forma de contribuir a la revalorización del modisto francés, cuya imagen es un poco difusa. "¿Quién es Pierre Cardin?" Esa es la pregunta que plantea a la entrada de la exposición "Pierre Cardin: Future Fashion", el comisario Matthew Yokobosky, volviendo a las bases del diseñador de 97 años.

Primera decisión, no hay rastro de los famosos productos con licencia, más de 850 lanzados desde finales de los 60, que contribuyeron en gran medida a popularizar su nombre, pero que también sirvieron para diluir su identidad. Hasta el punto en que actualmente, a excepción de Jean-Paul Gaultier, quien trabajó en la firma Cardin al principio de su carrera, ninguna figura de la moda menciona su contribución a la misma a pesar de su importancia.

Para ir en contra de esta moda de masas de miles de productos derivados, Matthew Yokobosky seleccionó principalmente piezas de alta costura de los archivos personales de la casa, que puso a su disposición el propio diseñador. En el centro, los años 60, la década de la audacia y el descaro, de la vanguardia. Para una generación que lo conoce principalmente por sus camisas clásicas, esta es una oportunidad perfecta para descubrir su lado más radical.

"Fue muy innovador en los años sesenta", explicó el comisario de la exposición inaugurada el pasado sábado y que cerrará sus puertas el 5 de enero de 2020. "Creo que no dormía. Tenía muchísimas ideas. No se detenía", agregó.


"Todo es movimiento"

Pierre Cardin contaba con formación en confección, por lo que era capaz de confeccionar sus propias prensas, algo poco común hoy en día, un conocimiento que puso al servicio de su imaginación. "Gracias a que comprendía realmente la confección (de una prenda), pudo crear nuevos modelos", subrayó el comisario de la exposición.

Entre las piezas más emblemáticas, destaca este vestido "Carwash", de cintura alta y  con tiras verticales que recuerdan a las de una estación de lavado de coches cuando la mujer se mueve. También está el vestido de espalda "cinética", como un móvil cortado en crepe de lana que recuerda a las obras aéreas de Alexander Calder.

"Todo es movimiento", explicó Matthew Yokobosky. "Pero es un movimiento rápido, ropa que se expresa con la velocidad", añadió. Para jugar con los volúmenes, Pierre Cardin utiliza también muchos materiales nuevos, entre ellos el vinilo, o el cardine, un invento que tardó tres años en finalizar.

Destaca también su gusto por el futurismo, inspirado en el espacio y su conquista. Algunas de sus piezas, muy ceñidas, recuerdan a los trajes de la primera serie "Star Trek", con un espíritu unisex adelantado a su tiempo. Después  llegaron el abrigo "Computer", cuya diseño está inspirado en las placas de circuitos impresos que Pierre Cardin había visto en los ordenadores IBM, los grandes hombros de los 80, y un traje tipo "origami".

"Esta exposición responde al deseo de restablecer la identidad del señor Cardin y la grandeza de sus modelos", dijo Matthew Yokobosky. En el próximo festival de Venecia se presentará también el documental, "House of Cardin", que atestigua el legado estético del diseñador.

En general, la exposición rinde tributo a Cardin el diseñador, que puede inspirarse en cualquier cosa, desde los moldes de silicona de las cocinas de Maxim, su restaurante, hasta en las pagodas chinas.

"Piensa a lo grande todo el tiempo", declaró el comisario.

"Eso es lo que aprendes de él. No hay imaginación pequeña", subrayó.

Matthew Yokobosky y el Museo Brooklyn trabajan actualmente en llevar de gira la exposición. Primero en Estados Unidos, después en Asia, donde Pierre Cardin alcanzó la fama hace ya mucho tiempo, y finalmente, quizás en Francia.

"Sería fantástico", declaró en relación con un posible fin de gira en el país de Pierre Cardin. Sería la ocasión perfecta para que el protagonista viera la exposición, ya que no acudirá a Brooklyn porque no le gusta viajar en avión.